Algo de historia:

El arte de la construcción del violín se destacó en el siglo XVII y comienzos del XVIII, en los talleres de los italianos Antonio Stradivari, y Giuseppe Guarneri, ambos de Cremona, y del austríaco Jacob Stainer. Durante el siglo XIX los virtuosos del instrumento recorrieron toda Europa. Entre ellos están los italianos Giovanni Viotti y Niccoló Paganini, los alemanes, Louis Spohr Y Joseph Joachim, el español Pablo de Sarasate y los belgas Henri Vieuxtemps y Eugéne Ysaÿe. En el siglo XX el violín ha alcanzado nuevos logros artísticos y técnicos con maestros como Isaac Stern, Yehudi Menuhin, Fritz Kreisler, Jasha Heifetz, Mischa Elman, y David Oistrakh.

Probablemente la construcción en nuestro país se inició con la llegada de inmigrantes italianos, a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Algunos de los constructores más distinguidos del país incluyen a Luigi Rovatti, discípulo de Giuseppe Y Enrico Rocca. Rovatti se transladó a Buenos Aires en 1885 a los 24 años de edad, y produjo más de 1.000 instrumentos, hasta su muerte en 1931.
Camilo Mandelli llega a Buenos Aires en 1889, alumno de Leandro Bisiach y Romeo Antoniazzi, considerado uno de los mas destacados luthiers que trabajaron en nuestro país.
Otro adelantado en el arte de la luthería fue Giovanni Capalbo, nacido en Cozenza, (1865-1945), ganador de premios en muchas competencias internacionales y especialmente admirado por su calidad artesanal, y su alumno Emilio Petraglia, cuya obra fue elogiada por Kreisler Y Thibaud.
Este investigó sobre el uso de maderas argentinas nativas en la construcción de violines.

La llegada de los italianos fue parte del desarrollo de Bs. As. como principal centro musical de América del Sud. Sus numerosos teatros y salas de concierto, (especialmente el teatro Colón, de 1908), hospedan a una cantidad de orquestas y artistas extranjeros y residentes, esto significa no sólo una fuente constante de músicos que necesitan expertos en la construcción y reparación, sino también un flujo continuo de artistas visitantes y sus instrumentos.

 

Los comienzos de los luthiers Karinkanta:


Hannes Karinkanta nacido en Pajala, Finlandia, llegó con sus padres a la Argentina a los 8 años de edad.
Tras realizar distintos oficios se desarrolló como técnico mecánico. Su hijo Arne, nacido en 1924, en Buenos Aires, estudiaba violín con el maestro Luis Lafont, cuando aconteció que su instrumento sufrió algunos daños de importancia; aconsejados por Lafont, padre e hijo fueron a ver al luthier Luigi Rovatti , quién les recomendó que por el estado en que se encontraba el instrumento compraran uno nuevo.
Hannes no se dio por vencido, y merced al dominio de las herramientas con las que trabajaba habitualmente desarmó el violín, lo compuso y lo volvió a armar.
Concluido el trabajo se dirigió con su hijo a la casa de Lafont, una vez allí, el profesor elogió el trabajo del padre Karinkanta. Lafont no dudó en sugerirle a Hannes que se dedicara a la restauración de violines, y porque no a su fabricación.

De este modo, se inició como autodidacta en el oficio de luthier, y llegó a construir 40 violines. Comenzando así la trayectoria de la familia Karinkanta como luthiers en Argentina.