Izquierza: violín de Martín Karinkanta, copia de modelo Vuillaume. Derecha: violín J.B.Vuillaume original

 

Para la construcción de los instrumentos se utiliza principalmente arce europeo para el fondo, las fajas y el mango, pino abeto europeo para la tapa y ébano para el diapasón. Para las clavijas, la mentonera y el cordal, los luthiers prefieren boj al ébano, porque su peso menor beneficia directamente el sonido del instrumento.
El secado y estacionamiento de la madera es especialmente importante.
La madera es estacionada durante años en el taller antes de su utilización. Después que un instrumento ha sido construido sus partes terminadas pueden ser expuestas al sol durante 6 meses para lograr el típico matiz canela de la madera.
La elección de barnices hechos en casa en la manera antigua es otro de los toques distintivos de los Karinkanta. Utilizando las mejores resinas y aceites naturales, valiendo la pena el extendido periodo de secado ya que da como resultado una terminación que se afianza con los años. Los barnices que utilizan son una combinación de fórmulas clásicas de los siglos XVII y XVIII y de las investigaciones propias.
Una de las funciones principales del barniz ( ademas del aspecto visual), es proteger la madera, absorbiendo los efectos de abrasión, humedad y cualquier daño superficial.

El secreto del sonido, la calidad y el tiempo de estacionamiento de las maderas es fundamental, su espesor, la altura de su sonoridad, el formato, los barnices que se utilizan y la calidad de la cerda que necesita el arco.

 

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